La mayoría de la gente relaciona principalmente la proteína con dos cosas: carne y músculos.
Es cierto que no estamos muy equivocados de lo que realmente es la proteína. Todos la necesitamos para desarrollar músculo y desde muy pequeños nos enseñas que las proteínas provienen de fuentes como la carne y los huevos. En la escuela aprendimos que las proteínas son una gran fuente de energía – ya sea para habilitar funciones corporales como para construir nuestras células – y están en todas partes de nuestro cuerpo, siendo importante que sepamos como funcionan.
¿Qué son las proteínas?
Al igual que las grasas y los carbohidratos, las proteínas son macromoléculas y, por lo tanto, son las principales responsables de la producción de energía.
Las proteínas están formadas por un conjunto de compuestos llamados aminoácidos. Existen dos diferentes: esenciales y no esenciales.
Los aminoácidos esenciales no pueden ser producidos por el propio cuerpo y, por lo tanto, deben consumirse en forma de alimentos, mientras que los aminoácidos no esenciales pueden ser producidos por el cuerpo no siendo necesario incluirlos en nuestra dieta.
Los aminoácidos consisten principalmente en carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Ayudan al cuerpo con procesos moleculares y actúan como catalizadores en el cuerpo, lo que significa que aceleran los procesos vitales en el cuerpo.
¿Para qué sirven las proteínas?
Las proteínas son responsables de una amplia gama de actividades en nuestro cuerpo. Por ejemplo, son solo las proteínas estructurales las responsables de construir nuestro tejido, ya sea nuestra piel, nuestros órganos o nuestro cabello.
Las enzimas – los catalizadores que permiten o previenen las reacciones químicas en nuestro cuerpo – también son proteínas. Además, las proteínas también actúan como hormonas en el cuerpo y regulan nuestra fisiología y nuestro comportamiento.
¿Dónde las encontramos?
La dosis recomendada de proteína es de aproximadamente 0,8 g por kilogramos de peso corporal.
Las fuentes tradicionales de proteínas con las que estamos familiarizados son los productos de origen animal como los huevos, el queso, la carne de cerdo, el pavo y el atún.
Sin embargo, muchos alimentos a base de plantas son ricos en proteínas: tofu, nueces (como almendras, nueces de Brasil, cacahuetes), legumbres (como lentejas rojas, garbanzos…).
Proteína vegetal VS animal
Lo importante aquí es que simplemente no importa qué tipo de proteína elijas, ya que están compuesta por exactamente los mismos aminoácidos. Lo único importante es que te los comas.
Por lo tanto, no hay problema para reemplazar la proteína vegetal. Las fuentes de proteínas vegetales como las lentejas, semillas de chía, nueces y más son la alternativa perfecta a las proteínas animales como el pollo o la carne de res. De hecho, incluso en una cultura tan cargada de carne como Alemania, la DGE (Sociedad Alemana de Nutrición) recomienda no comer más de 300-600 g de carne por semana. Además, muchos productos de origen animal, como la salchicha o el tocino, tienen altas cantidades de grasa y sal, que pueden tener un efecto negativo cuando se consumen con frecuencia.
Sin embargo, cuando hablamos de proteínas, hay una segunda preocupación llamada valor biológico. El valor biológico es un tipo de porcentaje que nos permite saber el nivel de que tienen una proteína para que pueda ser metabolizado por el cuerpo.
Por ejemplo, un huevo de gallina tiene un valor biológico del 100%. También hay muchas fuentes de proteínas vegetales con un valor biológico relativamente alto. Las proteínas de avena tienen un valor biológico de 60% y centeno 83%.
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