ProBio Kinder: Probióticos para Niños

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¿Qué son los probióticos?

En nuestro intestino habita una población enorme de microbios y bacterias que tienen una gran relevancia para nuestra salud. Se trata de decenas de trillones de microorganismos entre las que se encuentran más de 1000 especies de microorganismos vivos. Según la Organización Mundial de Gastroenterología, los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se ingieren en las cantidades adecuadas, pueden aportar beneficios para la salud de quien los consume. Se trata de bacterias o levaduras que están presentes en alimentos pero que pese a tener la connotación de “bacteria” no son negativas para nuestra salud; todo lo contrario. Estas bacterias se encuentran en nuestro intestino de forma natural, pero podemos proporcionar una ayuda extra a nuestro organismo mediante un suplemento.

¿Por qué son importantes en los niños?

En el caso de los niños, los probióticos son especialmente para tratar problemas de diarrea y para reforzar su sistema inmunológico y combatir los síntomas del resfriado y la gripe. Como todos sabemos, la diarrea es un problema muy común entre los pequeños de la casa y al tomar probióticos evitaremos que estos problemas se prolonguen en el tiempo o se agraven. Paralelamente, los probióticos contribuyen a reforzar las defensas de los niños, así como a evitar resfriados y gripes, y a prevenir infecciones. Estas bacterias “buenas” también ayudan a evitar infecciones respiratorias y urinarias, así como la otitis.

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¿Cuáles son sus propiedades?

Entre las funciones de estas bacterias encontramos las siguientes:

  • Mejoran la digestión: los probióticos contribuyen a que haya un equilibrio en el sistema gastrointestinal y ayudan a nuestro organismo a absorber mejor los nutrientes. Estas bacterias “buenas” ayudan al intestino a producir sustancias indispensables como el ácido láctico y el ácido acético. Además, interviene en la síntesis de la bilis y la secreción de jugos gástricos que facilitan la digestión.

  • Refuerzan el sistema inmunológico: eliminan bacterias y toxinas perjudiciales para nuestra salud estimulan la secreción de inmunoglobulinas. Las inmunoglobulinas son anticuerpos presentes en la sangre que luchan contra bacterias dañinas, virus y alérgenos.
  • Facilitan el tránsito intestinal: previenen y combaten los trastornos digestivos como la diarrea, el estreñimiento, pesadez y gases.
  • Evitan enfermedades: la flora intestinal no es importante únicamente para prevenir la aparición de enfermedades crónicas, sino que también afecta a otras partes del cuerpo. De hecho, una flora intestinal sana nos protege contra el desarrollo de diabetes de tipo I.
  • Refuerzan la salud del colon: mantiene el nivel óptimo de ph y mejora la absorción de agua y minerales.
  • Estimulan la angiogénesis: el proceso a través del cual se forman nuevos vasos sanguíneos a partir de otros ya existentes. Se trata de un proceso fundamental que se produce de manera natural en el embrión durante el embarazo y también de forma posterior al nacimiento.
  • Ayudan a prevenir alergias alimentarias.
  • Ayudan al correcto desarrollo gastrointestinal de los recién nacidos y niños pequeños.

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¿Cómo se suministra?

Hay que verter una cucharada al día en líquido -ya sea agua, zumo, té, etc.- y es importante que este sea frío o tibio, pero no caliente, y que se tome durante una comida. Lo ideal es suministrarlo aproximadamente media hora antes de comer. En el trascurso de 14 días, la ingesta diaria se puede aumentar a dos cucharadas al día en lugar de una.

Si el niño toma antibióticos, dele el probiótico con al menos dos horas de diferencia del antibiótico, ya sea antes o después. Cuando se termine el tratamiento con antibióticos, es aconsejable proporcionar al niño probióticos durante unos días para restaurar la flora intestinal. No obstante, consulte siempre a su pediatra de confianza para conocer la dosis exacta que el niño debe tomar.


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